Suponemos, aseveramos, negamos, afirmamos, pero ¿por qué? Porque nuestro cerebro necesita certezas, entonces, ¿es verdad todo lo que nos decimos? Probablemente el 90% no lo sea y es ahí donde caemos en malos entendidos y podemos llegar a tomar decisiones equivocadas, muy peligrosas para el ámbito laboral, en el que pueden verse afectados equipos de trabajo o relaciones interpersonales.
Hoy quiero compartirte una herramienta, muy utilizada en coaching, para que puedas analizar la información que recibís y tomar mejores decisiones: la escalera de inferencias, del psicólogo organizacional Chris Argyris. Cada uno de sus escalones representan los pasos del proceso de toma de decisiones, conforme a nuestro marco mental; esos prejuicios, experiencias pasadas, creencias, afinidades personales, etc., en las que basamos nuestras elecciones, y que en artículos anteriores desarrollé cómo y por qué impactan directamente en la manera en la que actuamos y nos comunicamos con los demás.
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Afortunadamente, tenemos la posibilidad de hacer conscientes cada uno de los pasos para evitar malos entendidos, y para eso es importante conocer sus escalones:
- En el primer escalón nos encontramos con los datos. Observamos la información que nos rodea y las experiencias tal cual las percibimos con los sentidos. Un ejemplo: “llegué al trabajo, saludé a todos y Juana no me contestó”.
- A partir del primer escalón se construye el segundo. Aquí ya realizamos una selección de información para formar una conclusión. Siguiendo con el ejemplo del saludo: “Juana me ignoró”.
- En el tercer escalón, agregamos significado/contexto al hecho, en base a la selección que realizamos y a las cargas subjetivas del marco mental de cada un@: “Juana no me saludó porque no me tolera”. Pero también podría ser “porque es distraída”, “porque está pensando en otra cosa”, “porque no me escuchó”. Esta interpretación dependerá de nuestras creencias, experiencias y muchos aspectos más.
- En el cuarto escalón comenzamos a sumar supuestos: “no me saludó porque no me tolera porque soy favorit@ del jefe”, o “no me saludó porque está pensando en otra cosa porque está con problemas personales”. Lo que es importante remarcar es que en cada escalón tenemos la posibilidad de elegir una u otra cosa, por eso cuando sacamos conclusiones están actuando nuestras creencias.
- Llegamos al quinto escalón, al momento en el que comenzamos a sacar conclusiones de las inferencias que fuimos sumando hasta el momento: “Juana es mala compañera porque no me saludó” o “Juana es una maleducada” o “Juana me envidia”, etc.
- En el último escalón es donde adoptamos una creencia y actuamos en consecuencia: “creo que Juana es mala compañera así que yo tampoco la voy a saludar más”.
Cuando sacamos conclusiones, es bueno desarmar esta escalera, hacer el recorrido inverso e ir retrocediendo peldaño a peldaño, para desentramar nuestras afirmaciones y ponerlas en duda, validarlas ratificarlas o rectificarlas y así evitar falsas creencias. Podés preguntarte: ¿está validado?, ¿es así?, ¿tengo hechos/pruebas que sostienen esto?, ¿siempre fue así o pasó una sola vez? Buscá datos concretos y permitite poner en duda esas creencias.
Una buena tarea es preguntarte en cuál de los seis escalones estás al momento de tomar una decisión: ¿ya estoy sacando conclusiones?, ¿estoy formando contexto?, para así desarmar creencias y volver a armar la escalera, pero de manera más consciente.
Por Verónica Salatino, Verónica Salatino, Licenciada en Comunicación (UBA) y Coach Ejecutiva (ICF), Head & Founder de Makana Comunicación Estratégica & Coaching Ejecutivo.
